viernes, 14 de noviembre de 2008

Crónicas del Destino (continuación)

Era La noche mas obscura que jamás vi, y esa luna… mi principal aliada se convirtió en su máxima celestina, y los rodeo de luz y los hizo creer que ellos efectivamente se habían encontrado.

Él la invito a bailar, ella le enseño a volar, juntos crearían una danza tan peculiar como su encuentro, él convertiría en un “si” a su negativa eterna, hasta que… Si felizmente hay un hasta que, pues hasta que ellos se hablaron…

Y ella le contó de sus miedos y él hizo lo mismo, y se escucharon y se creyeron y se tuvieron lastima y se afiliaron y así empezaría a terminar la magia que ellos mismos construyeron con solo una mirada.

Ahora quiero exponerles un punto (.) Cuando algo empieza siempre acaba, es una ley conocida por todos y expuesta hasta el cansancio en mil y un simposios, es así como supe que en la historia de ellos el siguiente paso era el final, porque ya había empezado.

Pero como equivocarme por segunda ves…

La ilusión a veces es mas real que la misma realidad, lo digo por mi, por él, por ella y hasta por ustedes, que están leyendo esto, entiendan, aunque seria ridículo pedirles eso, ya que ni yo mismo lo hago.

Ella es un ser extraño, camina en puntas de pie y hasta he llegado a creer que se eleva a media pulgada del suelo cuando lo hace , Él es un hombre real, no es un príncipe azul, es un hombre real pero tiene los ojos mas azules que jamás he visto, y el don de ver en la obscuridad.

Ellos eran invencibles juntos, pero juntos no deberían estar, así que yo me disponía acabar con esta falsa realidad absurdamente realizada.

Continuará…

lunes, 10 de noviembre de 2008

Crónicas del destino.

Hola, pareciera que recién llego, pero no … este es un retorno, en realidad siempre he estado aquí pero pocos me ven, bueno todo a su tiempo. Lo que quiero decir es que son pocos los que me creen. Mi nombre… tengo tantos…pero como presentarme … mmm tal ves les podría decir que soy el director de la orquesta, el que escribe el guión, el mercachifle de las historias de todos, el que las vende al mejor postor, soy él que lleva la culpa de tu vida y de la del infeliz que tal ves no conoces, el que sabe que mañana tal ves no estés …o tal ves si?... Pues si, soy el destino.

Ja ja ja, y tengo tanto que hacer y tan poco tiempo, pero no será mi escusa, hoy les contare una indescifrable historia la que significó mi mas grande terrible y dulce derrota, la historia de amor mas absurda que jamás conté, que hizo y convirtió mi máximo poder en una simple virtudsilla.

Ella estaba parada ahí mirando el horizonte, pensando en él y en todo lo que le costo acercarse, él estaba ahí parado mirando a la pared, pensando en todo lo que le costo alejarse de ella…el espacio les daría lo que el tiempo no podría lograr, desaparecer la imagen del uno hacia el otro…

No siempre empiezo mis historias por el final, esta ves por ejemplo les conté primero el medio.

Ellos se conocieron una noche.
Y entonces, nunca hubo una noche tan obscura como esa, tal ves por eso la luna brillaba mas que nunca y el viento soplaba tan fuerte que después de esa noche ya nada les podría causar frío.

El momento en que se conocieron, yo temblaba, y lo mas gracioso es que no poseo ese don. (es que el destino no tiembla) ella había súbitamente decidido conocerlo sin que yo hubiera dado mi consiente aprobación…él la vio y automáticamente se enamoro, ella ya lo sabia y decidió que también se enamoraría de él.

No entienden aun?, ellos jamás se debieron conocer, y es que yo no lo había escrito, ni siquiera fue un soplo de inspiración o un escape de suspiro contenido, no fue nada de mi cosecha. Ellos se miraron como nadie se mira, y cada suspiro era como una pincelada de caricia tan suave e imperceptible, que con la secuencia los llegaría a afiliar tanto que ni aun yo me atrevería a contradecir ese encuentro.
Continuara…

La mujer durmiente


La bella durmiente acaba de despertar, pero nadie lo sabe y cuando llega el príncipe ella simula un sueño aun mas profundo, nadie se lo ha dicho pero ella ya lo sabe... sabe que un príncipe jamás se acercará a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.